Una vela para el diablo no es suficiente. El fuego del infierno corroe en el interior del demonio predilecto.

miércoles, 12 de enero de 2011

Observo detenidamente cara rincón de la habitación por enécima vez. Nada...
Se ha ido, y lo más cojonudo, es que no puedo largarme. Las paredes están construidas por material angelical, en contra de los demonios, con intentar escaparme, podría matarme sin pestañear, ¡una maldita pared!.
Niego una y otra vez, pero él no aparece, y no puedo llamarle, aún no sé su nombre. Por lo tanto me toca esperar como un "buen" samaritano. Bueh... Sí, es discutible.

Dejo caer mi cuerpo exasperado sobre las mandas de seda, en espera de que éste se aparezca de un momento a otro, como mínimo.
Exhalo una fuerte bocanada de aire y entorno mis ojos en mis cóncavas hasta dejarlos completamente blancos. Mmh... Tengo hambre.
Acto seguido, me da por merodear su congelador ¡Violá! no hay nada, aunque no me es de extrañar.
Tiene una imagen perfecta como para meterse algo en el cuerpo. Y no me sosprendería, que tampoco se meta ninguna droga. Y si soy sincero, yo no puedo vivir sin ellas desde el momento de tu excelente creación.

-No me hace falta meterme de esas cosas para ser feliz.
-Hijo de puta...

Presiono mi pecho con la palma de mi mano a causa del susto. 'No puedes darme estos sustos, avisa antes de hacer estas cosas'. Como es obvio, no gasto saliva en hablarle.

-¿Tanto me necesitabas?
-Tengo hambre, dame algo o ábreme la puerta.
-Mmh... Muy bien.

No, pero... ¿Qué hace?
Dejo evadir mis pensamientos con imágenes de la Torre Eiffel, Big Bang, y otros monumentos ocultando en mis propios pensamientos, lo que quiero para que él no se de cuenta.

-¿La Torre Eiffel?

Frunzo mis hombros y observo como detenidamente gira la llave en torno a la cerradura. La abrió.
Presiono mis labios entre sí ientras envaino la espada a mi espalda.

-¿Te volveré a ver?
-Mmh... ¿Tú qué crees?
-No te quiero en mi entorno, tú eres bueno y yo soy malo, no estaría bien visto.
-Perfecto, adiós.
-Bye...

Cierro mi puño con fuerza crujiendo mis dedos uno a uno a causa de la rabia.
Niego suavemente y me pierdo en la oscuridad del pasillo, la densa oscuridad...
Inhalo una fuerte bocanada de aire y me entorno cercionándome de que no puede oirme, y así pensar tranquilamente.

-Cojonudo, me cago en el bien y el mal, me cago en las diferentes razas, me cago en mi puto padre.

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