Una vela para el diablo no es suficiente. El fuego del infierno corroe en el interior del demonio predilecto.

sábado, 19 de febrero de 2011

12

Tres meses... Tres jodidos meses son los que llevo esperándole, tal y como le prometí..
Los días se hacen años y los meses siglos... Le necesito... Dios, como le necesito...
Deslizo la cortina del salón con las puntas de mis dedos observando por enésima vez ésta mañana a la calle para ver si observo algún rastro de su persona, pero nada... No hay absolutamente nada.
Me desespero, me vuelvo loco por volver a perderme entre sus brazos... Su calidez tan humana, su perfección angelical.. Y sé, que esto va a acabar mal... Porque somos de mundos diferentes...
Conllevo las puntas de mis dedos hacia mis lacrimales, ejerciendo presión sobre ellos para detener las futuras lágrimas traicioneras.

-Otra vez hacéis aparición estelar hijas de puta... Iros, iros y dejadme en paz, dejad de torturarme de ésta forma...

Niego con molestia sintiendo como las pequeñas gotas de agua salada, siguen traicionándome, para derramarse sobre mi piel y deslizarse con suavidad sobre la longitud de mi rostro. Inhalo una profunda bocanada de aire, y sin más preámbulos, urgo en uno de mis bolsillos de la sudadera, en busca de mi pequeño juguete torturador. Frunzo el ceño, y dejo salir la hoja de la navaja, centelleando su brillo con la efímera luz de la luna que penetra por una pequeña rendija de la ventana.
Deslizo el filo de la misma, y la coloco sobre mis venas en posición vertical, sin miramentos, deslizo con presión sobre mi muñeca, observando como la sangre caliente, brota con desesperación, pero también, su rápida cicatrización...

-Si tuviera algo, algo, lo que sea con esencia angelical, podría matarme, y así... Acabar con éste fuerte dolor...  

Sí, desde que le he perdido, desde que se ha ido sin decir ni siquiera adiós, cada día que le he esperado, cada segundo que ha pasado, habitan en mi profunda mente, unos pensamientos bastante repulsivos y suicidas, peores de los que nadie se pueda imaginar...
Cierro el puño con fuerza para volver a clavar la punta de la navaja en el interior de mi muñeca, de forma bestial que incluso, daño los tendones que van hacia los falanges. Presiono mis labios al sentir el intenso dolor, intentando evadirlo con su perfecta imagen, pero en cambio, sólo consigo sentir un profundo escozor sobre mi piel, y la ebullición de mi sangre..

-Eres peor que un arma letal...

Presiono mis labios con agobio y agotamiento, dejando caer al suelo, el cuchillo completamente impregnado de mi sangre, a la par que veo, que mi muñeca no se cicatriza y que de ella, sale sangre, demasiada sangre...
Presiono mis labios y extiendo de las comisuras para perfilar una triste sonrisa con un pequeño ápice de alegría..

-Parece... Que lo... He conseguido...

Cierro mis ojos con fuerza, repasando su perfecto cuerpo y rostro, mientras de mis ojos, no sale más que unas profundas lágrimas de dolor y añoranza.. Jadeo de dolor mientras un charco de sangre procedente de mi brazo, empieza a impregnarse en mi blanquecina camiseta. Trago una gran cantidad de saliva, entrecortándose la respiración, para darse jadeante.

-Lucifer... Ya... Ya me puedes llevar contigo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario