Puedo sentir claramente la sensación de angustia.
Esos pequeños pero intensos cuchillos puntiagudos que se clavan en tu garganta, y por más que intentes tragar una pequeña cantidad de saliva, te duele, te desangras...
A sí me he despertado. Con ganas de matar al mundo, y no, ya he descartado la posibilidad de catarro o plaga; los demonios no nos enfermamos, simplemente somos inmunes a cualquier enfermedad pero...
Me duele.
Supongo que si fuera humano, claramente tendría las "anginas" hinchadas, o una fuerte gripe. Pero estoy seguro, que se llama angustia.
Porque a pesar de dolerme el cuerpo. Tengo los ojos húmedos. Empapados por pequeñas gotas de lágrimas y no puedo comprender el por qué.
Cierro el puño con fuerza y lo apoyo suavemente contra el borde de la ventana para observar con calma el panorama que me ofrece la ciudad.
Es tan apagado y triste. Tan gris...
Y... Seguramente, éste es el tipo de día que me encanta. Pero hoy no, hoy me siento más humano que nunca.
Y me siento triste, siento que... Tengo sentimientos... Y no precisamente de odio, si no que... De amor.
Me estoy volviendo loco maldita sea.
Dejo caer mis rodillas sobre la moqueta, y presiono mis ojos con las puntas de mis dedos. Te necesito, sé que te necesito.
Niego suavemente de lado a lado en busca de una respuesta del silencio con exasperación.
-¿Por qué...? Esto no puede estar sucediéndome. Soy un jodido demonio, un arcángel del infierno, ¡maldita sea!
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